Ahora pienso en tu nombre, la casa del pan, tu nombre de ciudad en la que surge la luz, tu nombre de ciudad que sostiene... ¿has pensado que quizás seas algo tan especial como eso? De la oscuridad nos alimentamos, en la oscuridad nos sostenemos para construir, en la oscuridad surge tanta o más vida que en la luz, y aún más, en la oscuridad surge la luz.
Pienso en ti y pienso en todo lo que debes haber dejado que surgiera de sólo ser tú en presencia nuestra y de toda esa vida que crece en ti de una u otra manera, a veces a gritos, enojos, a veces odio y tristeza y justo de la mejor manera, también todo lo contrario, tan amorosa, tierna y cariñosa como puedes llegar a ser.
Sos una noche de la que han surgido muchas cosas, muchos días, y sos una noche que vuelve tarde o temprano a alimentarnos.
Hoy te extraño como se extraña una ciudad natal, pero no te olvido, ¿sabes?
Suenas aquí en mi corazón como una canción alcohólica, que duele a familia.
Pero sobretodo hoy pienso que quería darte este mensaje hace algunos días, darte un pastel de palabras que puedas ir rebanando de a poquito todo el año, despacito como se saborean los manjares.
Soplarle a la oscuridad que nos separa para que se encienda esa disimulada luz de vida que cada año nace en tu corazón, cada vez más bella, prima.
Te deseo un feliz cumpleaños desde hace tres días, pero te deseo una vida preciosa desde siempre.
Te ama tu primo.

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